29 noviembre 2004

Volver a ser un niño...

Hace un par de días hablaba con una de mis compañeras de piso sobre la infancia. Ella pensaba que no sería nada agradable volver a tener 5 años, decía que no guardaba ningún buen recuerdo de su infancia.

Puede que esté de acuerdo con ella en algo, y es que tener 21 años te da mucha más libertad de movimientos que ser un infante. Pero, ¿qué pasa con los recuerdos de aquellos años? Me encantaría saber que los tengo y , por qué no, volver a ellos, revivirlos como en uno de esos flashbacks de las películas.

En términos neurológicos estos flashbacks se denomian reminiscencias, y al parecer guardan una estrecha relación con la estimulación de los lóbulos temporales. Esta estimulación puede producirse por una alteración cerebral, como le ocurrió a una paciente de casi 90 años. Empezó súbitamente a recuperar canciones de su infancia en irlanda, letras y melodías que oía con total claridad, tanto que pensaba que provenían de un aparato de música que debía haberse dejado encendido.

Esther Salaman habla, en su hermoso libro "Recuerdos involuntarios", de la necesidad de preservar, o recuperar "los sagrados y preciosos recuerdos de la infancia", de lo empobrecida y desarraigada que resulta la vida sin ellos. Cita a autores como Dostoievski que señala que todos somos "exiliados de nuestro pasado" y de ahí la necesidad de recuperarlo.

El repertorio de canciones de esta anciana fue reduciéndose conforme su cerebro de recuperaba del daño que había sufrido. Las canciones fueron bajando el volumen y finalmente se extinguieron.

Reflexionando sobre este caso, más tarde, pensé que sería bonito tener esa experiencia, saber que, aunque no tengamos conciencia de ellos, nuestros recuerdos más tempranos están ahí, vivos, en nosotros, a la espera de la señal adecuada para hacerse manifiestos. Al parecer debe ser un sentimiento muy intenso, profundamente agradble, pues esta señora tras haber recuperado su "normalidad" acudió de nuevo a consulta para informar de su nuevo problema: "Necesito estos recuerdos, necesito que esto siga".


El caso descrito y la referencia de Salaman han sido extraídos del libro: "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero". Autor: Oliver Sacks.

16 noviembre 2004

FRUSTRACIÓN

Llevo toda la tarde escribiendo, preparando mi post, estaba bastante satisfecha con lo que llevaba redactado hasta el momento y de pronto, le di a revisión ortográfica (no me pregunteis por qué), windows da fallo (de verdad, creéroslo), y TODO lo que llevaba escrito al garete. TODO era más de una hora!!!!!!!!!!!!!!

Como comprenderéis tengo que reponerme, intentaré recuperar lo perdido de mi desordenada cabeza, pero esto va a tener que esperar a otro día, hasta que se me pase el cabreo.

Desde hoy mis comentarios icluirán faltas de ortografía pero nunca más me volverá a pasar esto.

08 noviembre 2004

La LOPS

¿Qúe va a pasar con los psicólogos?

Ultimamente sólo oigo hablar de la LOPS y de las "terribles" consecuenicas que trae consigo.
A lo mejor hace un par de años no me hubiera importado oir lo que dice ahora la nueva ley orgánica del personal sanitario, es mas, puede que hasta hubiera agradecido que dicha información llegara antes a mis oidos. Sencillamente la razón para lo anterior es que hoy estoy terminando la licenciatura en Psicología y no me hace muy feliz tener que replantearme a estas alturas que voy a hacer con mi futuro (que ya era incierto sin ayuda de esta nueva ley).
Al parecer la LOPS exige el PIR para todos los psicólogos que quieran trabajar en clínica, también para la práctica privada y también para todos aquellos licenciados que necesiten hacer evaluaciones psicológicas, lo que supone un tanto por ciento, bastante elevado, de 55000 mil personas (los psicólogos matriculados en España cada año) peleando por una de las 81 plazas (en el mejor de los casos) que se ofertan para psicólogo interno residente en todo el país.
Además de esto leo http://ma.martin0001.eresmas.net/html/lops/cop.html , los profesionales "agraciados con el cupón dela ONCE", es decir aquellos que hayan logrado hacerse con una de estas preciadísimas plazas, no podrán (es decir, les queda prohibido) desempeñar cualquier otra función de psicólogo que no se reduzca al ámbito de la clínica, como por ejemplo programas de inserción social.
Este Miércoles hay un encierro en algunas facultades de psicología (Granada y Málaga ya lo han confirmado), no estoy muy segura de que esto sirva para algo, pero sí estoy convencida de que algo tenemos que hacer. He estado ojeando la LOPS (http://www.lops.ya.st/) y como todas las leyes es profundamente ambigua, tendré que leerla a fondo para concretar cuáles son realmente las reformas que introduce.
Si alguien quiere echarme una mano, se lo agradeceré enormemente, mientras tanto iré bombardeando de curriculums los McDonalls o me plantearé eso de las fuerzas armadas ( creo ahí están tan deseperados que admieten a cualquiera, incluso a los psicólogos).

02 noviembre 2004

Sacks, me alegro de conocerle...

¿Habeis leído alguna obra de Oliver Sacks?
Algunos días atrás, en la presentación de una nueva asignatura, concretamente de Neuropsicología, la profesora nos presentó la bibliografía complementaría que podría ayudar a completar el programa. Normalmente esa es una iformación que no retengo por demasiado tiempo, siempre pienso que ya es suficiente para mí el tener que estudiar todos los apuntes y hacer la prácticas con isnpiración, como para tener, además, que buscar información adicional y completar los "escasos" apuntes.
Pero entre todos esos escritos tan iguales entre sí, robó mi atención una obra titulada "Un antropólogo en Marte" y tras este título "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero". Eran libros de un tal Sacks que yo nunca había oído. Por simple curiosidad y aprovechando que estamos en los primeros días de clase me dirigí a la biblioteca de la facultad en busca de alguno de estos libros. Encontré que había alguna que otra obra más de Sacks en la biblioteca pero que las dos que buscaba estaban prestadas, alguien debió pensar igual que yo.
Bueno, no quería irme con las manos vacías, me había desplazado hasta allí con un objetivo y si no iba a lograr justo lo que quería, al menos lo que quería era lograr algo. Así que ojeé los otros títulos del mismo autor que sí estaban disponibles y me atrapó uno con un titúlo un poco macabro si quereis, pero su contenido parecía interesante. En esta obra el autor relata en primera persona como se vive una lesión física que afecta más allá del cuerpo.
Es un libro muy bien escrito y se agradece la sensibilidad y sinceridad con la que se relata una experiencia que nunca antes nos ha contado tan vívidamente, con esos detalles.
Animo a todo el que le disfrute de la lectura y sea mínimamente humano, a leer cualquiera de sus obras, textos que se preocupan por la persona que está detrás de una lesión, aquella a la que no curan los fármacos ni las escayolas.