19 enero 2012

El mal del cerebro


Hoy me han enviado este enlace: elmaldelcerebro.com


Lo vemos esta noche y mañana comentamos.

06 septiembre 2010

Mi perro sólo come la mitad del alimento que haya en su plato


Y pensaréis que cuál es el interés de la afirmación que consta en el título del post.
Para mi perro el interés radica en que sólo ingiere la mitad de su ración diaria a menos que un alma caritativa (propia de un ser superior, ¿nosotros?) gire su plato de comida 180 grados.
Para mis suegros, que cuidan de él, sugiere que deben contemplar este detalle cada noche cuando le ponen de comer.
Para mí, intento encontrar una relación entre la heminegligencia visual que he osbservado en humanos y la incapacidad de mi perro de "ver" la otra mitad del pienso sobre su plato.

Sí, pienso que no atiende a esa mitad que siempre deja "para después", un después que se haría eterno si nadie girase su plato en alguna ocasión. Si atribuyo este comportamiento del perro a un deficit visual, no podría explicar que cada noche deje de comer la mitad (exacta, además) izquierda del plato, ya que dicen que los perros tienen un olfato muy potente y, por tanto, aunque no la viese podría olerla, ¿no?

Quizá estoy siendo muy simplista en mis razonamientos, pero me resulta sorprendente.
Cuando este animal era más joven (hará unos 9 años) tuvo un accidente, un coche le atropeyó golpeándole en la cabeza (y en el tronco), el impacto se produjo en la zona parietotemporal derecha. No sé nada sobre el cerebro de los perros, poco sobre sistemas nerviosos de ratas, pero en humanos la heminegligencia o el neglect se ha relacionado con lesiones en el lóbulo parietal derecho.


¿Será posible?

He buscado en la web, una primera revisión rápida, y no he encontrado ningún comentario de personas con mascotas que compartan esta extraña afición de mi perro, pero seguiré buscando. Al fin y al cabo el espíritu empirista se lleva por dentro. Me alegra.

08 febrero 2010

Psicología como Profesión Sanitaria en Reino Unido

Lo publicó Infocop (ver).

En Reino Unido la psicología ya es considerada una profesión sanitaria: "El proceso de incorporación de la Psicología en el registro de profesiones reguladas del Reino Unido ha resultado, además, sorprendentemente rápido y eficaz. Una vez que el Gobierno Británico entendió la necesidad de que la Psicología pasase a formar parte del grupo de profesiones sanitarias, el proceso legislativo ha concluido en un plazo mínimo. La consecuencia es que la mayoría de los títulos vinculados a la profesión de Psicólogo están regulados por Ley con el fin de evitar un uso indebido de éstos, y que se garantiza una atención segura y de calidad a los usuarios de los servicios psicológicos."


¿No parece un buen ejemplo a seguir?

PIR 2010, experiencia positiva


21 septiembre 2009

11 enero 2009

Hoy es buen día para retomarlo



Hay mucho por hacer, sigamos entonces.

01 mayo 2007

Los Oportunistas I: Contraste


He empezado a leer un libro titulado: "INFLUENCIA. Ciencia y Práctica. Cuáles son los factores determinantes para que una persona diga sí a otra persona". No penséis de más, me lo ha ofrecido una profesora de la universidad como complemento a un artículo que tenemos pendiente. El autor de la obra es Cialdini y, aunque todavía no he avanzado demasiado en su lectura, ya he descubierto algunas cosas interesantes.

Por ejemplo: hoy quería hablar del efecto perceptivo de Contraste. Cialdini comenta que según este principio, que guarda relación con nuestra forma de apreciar la diferencia entre dos objetos que se nos presentan uno a continuación del otro, tenderemos a acentuar las diferencias entre el segundo y el primero de los objetos presentados.

Según este autor, es este efecto el responsable de hacer que si estamos hablando con una chica atractiva en una fiesta y se nos acerca otra poco atractiva, esta última nos parezca aun menos atractiva de lo que realmente es.

Se han desarrollado algunos estudios sobre este tema en las Universidades de Arizona y Montana. Dichos estudios han concluido que quizá nos sintamos menos satisfechos con el parecido físico de nuestras parejas por el constante bombardeo de los medios de comunicación con llamativos modelos irreales. Yo añadiría, menos satisfechos con nuestro propio aspecto físico debido a la constante comparación entre los dos mundos (anorexias, vigorexias, bulimias, etc.).

En uno de los estudios, alumnos varones de la universidad debían valorar la fotografía de una chica desconcida mientras veían un capítulo de la serie televisiva los "Ángeles de Charlie", al mismo tiempo otro grupo de estudiantes masculinos valoraron a la misma chica mientras observaban otro programa en la tele. El primer grupo consideró sustancialmente menos atractiva a la chica de la fotografía que el segundo de los grupos y al parecer el motivo era la belleza de las protagonistas de la serie.

Un experimento sencillo refleja a la perfección este hecho: nos sentamos ante tres cubos de agua, uno contiene agua fría, el otro caliente y un tercero agua a temperatura ambiente. Introducimos una mano en el cubo de agua fría, otra en el de agua caliente y, a continuación, las dos en el cubo de agua con temperatura ambiente. El resultado es una sensación térmica diferente para cada una de las manos. Esto viene a ilustrar que una misma cosa puede resultar muy diferente según la naturaleza del acontecimiento que la preceda.

Dice el autor del capítulo, en esta línea, ¿cuál creeis que es la estrategia del vendedor para ganar más dinero de un mismo cliente? Pues enseñar primero los productos más caros, puede parecer contradictorio (reconoce) pero, un jersey de 50€ puede paracer bastante caro o simplemente "algo más de dinero" si ya nos hemos gastado 215€ en un traje de gala. Creo que muchos podemos vernos reflejados en esa situación o tal vez, en aquella otra en la que habiendo cerrado el precio total de un coche nuevo, el vendedor nos ofrece una serie de pequeños extras cuidadosamente dosificados en pequeñas y admisibles cantidades de dinero. La suma total del valor del vehículo será, sin duda, prohibitiva, pero la cara de tontos cuando hagamos las cuentas en casa, seguro que, como dice el anuncio de aquella tarjeta, no tiene precio.

04 febrero 2007

Personal Values



JC me ha dado el empujón definitivo para que escribir hoy en mi blog pase a ocupar el número uno de mis prioridades.

Como comenté (hace ya bastante tiempo), el post anterior estuvo motivado por una discusión que surgió en clase cuando hablábamos de la Terapia de Aceptación y Compromiso. Este nuevo enfoque era desconocido para la mayoría de quienes nos encontrábamos allí, su aplicación a los trastornos psicológicos todavía no está demasiado extendida en nuestro país.

No cabe duda acerca de la calidad de los profesionales que operan en clínica apoyándose en terapias cognitivas. Las aportaciones del psicoanálisis posibilitaron el avance de la disciplina psicológica como ciencia, a pesar de aquello que esgrimen los detractores de Freud sobre su falta de “cientificidad” a la hora de aplicar sus terapias y redactar sus teorías. En realidad lo que Freud hacía se denominó más tarde "estudios de caso"; algunos dirán: “¡nada que ver!”. Puedo asegurar que gran parte de la literatura que existe hoy apoyando un tipo de terapia u otro con base en este tipo de diseño añorarían, si sus autores contasen con el don de la auto-exigencia y capacidad crítica, la vida profesional que Sigmund Freud desarrolló.

Sea como fuere, la psicología cuenta, para bien o para mal, con multitud de acercamientos teóricos contrapuestos en busca de la comprensión y manejo de la conducta humana. En realidad yo todavía no acabo de ver esa diferencia tan enorme que separa a cada corriente teórica, más bien observo pequeñas variantes que no hacen sino focalizar sus esfuerzos en distintos aspectos aislados del Ser Humano. Aunar esos “esfuerzos” seguro que está más cerca del objetivo que una sola de sus ramas.

Ya hemos debatido en este blog la visión que tiene la población (generalizando) sobre la psicología como disciplina y los psicólogos como consejeros que van a escucharte (o fingir que lo hacen) a cambio de tu dinero. Dicho así, cualquiera puede ser psicólogo. De hecho, desgraciadamente en la actualidad hay pocas personas que no tengan esa “intuición” a partir de la que puedes ir sacando los consejos o las palabras que mejor se adapten a lo que el otro quiere escuchar. En este sentido creo que las terapias de orientación conductista dan una imagen diametralmente opuesta a esta creencia. Una terapia basada en los principios del conductismo augura un cambio en el comportamiento en el sentido deseado, pero atención, sólo si es guiada por un terapeuta experimentando en el uso de tales principios básicos. Que nadie me malinterprete, he leído, he comprobado, he estado presente, en situaciones en las que la mejor solución para un paciente pasaba por aplicar terapia cognitiva o cognitivo-conductual. Sin embargo (y aquí es donde creo correr el riesgo de ser malinterpretada), creo que llevar una sesión bajo los dictámenes de un tratamiento conductual requiere mayor cualificación que dirigir una sesión basándonos exclusivamente en terapias cognitivas. Quiero decir con esto que a mi vecino le resultaría más complicado desarrollar la Terapia de Aceptación y Compromiso (por ejemplo), que intentar convencer a otra persona de lo “equivocado de sus pensamientos”.

En este punto, me acerco a la Terapia de Aceptación y Compromiso con curiosidad y ésta se ve acrecentada cuando, debido a la presentación de esta terapia, se levanta un debate en clase.


Los seguidores de esta terapia sugieren su aplicación en todos aquellos trastornos psicológicos que lleven asociado un fuerte componente de “Evitación Experiencial”, esto es, aquellas patologías en las que la persona concentra sus esfuerzos en eludir ciertos pensamientos o sensaciones (como ocurre en la ansiedad generalizada, las fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por estrés postraumático).


Muy resumidamente puede decirse que el objetivo de la terapia es doble. Por un lado se pretende que el cliente acepte aquellos aspectos de su experiencia que ha estado intentando modificar sin éxito (la ansiedad, las obsesiones, la tristeza, etc.) Por el otro, se intenta que ello no paralice la vida de la persona, de tal forma que el cliente pueda dirigirse hacia aquellas metas que le son personalmente valiosas (relaciones sociales, laborales, etc.) aun teniendo ansiedad, obsesiones o con cualquier otra experiencia hasta entonces bloqueante. Como puede verse, frente a los enfoques cognitivos-conductuales clásicos, la Terapia de Aceptación y Compromiso supone un cambio del foco terapéutico. La intervención no va ya dirigida a eliminar o reducir los síntomas, sino que pretende conseguir un distanciamiento de la persona respecto de ellos o, lo que es lo mismo, una forma distinta de autoconocimiento. (Freixa i Baque, 2003).

El párrafo anterior encierra las claves del debate suscitado; nos referimos a la importancia concedida desde este enfoque a los valores de la persona. En este contexto, si, como comentasteis muchos de vosotros, los valores de una persona se concentran en conseguir alimentos quizá las posibilidades de que esta necesidad se vea relegada a un último plano frente al temor de salir a la calle, hablar en público o preocuparse obsesivamente por el estado de salud de su pareja, sean menores, en una sociedad en la que ese valor prima sobre cualquier otro.

En nuestra sociedad son otros los valores que se refuerzan, entre ellos el "pánico al sufrimiento", evitar el dolor a toda costa (tanto físico como psíquico) se está convirtiendo en una trampa mortal para muchos de nosotros, llegando a superponer la necesidad de “sentirse bien” sobre cualquier otra cosa. “Si no te gusta la nariz que tienes y eso te hace menos feliz, opérate”, pero vamos más allá, “Si sientes que vas a morir porque acabas de perder a tu hijo en un accidente de tráfico, entonces tómate algo que te calme o consulta a un especialista que mengüe tu dolor.” Enunciados como los anteriores van creando en la persona una conciencia de “enfermedad” o “anormalidad” por sentir y pensar cosas que no “debo” sentir ni pensar. En todos los trastornos mencionados arriba la lucha contra esos pensamientos y sentimientos pasa a convertirse en el único fin de la persona que los sufre y desde ese momento su vida empieza a paralizarse.

Una lástima creer en esos “falsos mitos”, en los “mantras” de los que Luis Muiño nos lleva hablando desde hace algunas semanas. Derribarlos es complicado, pero cerrar los ojos ante ellos es condenarnos. Lástima que nuestros políticos tengan sus mentes ocupadas en asuntos más trascendentales como sacar el vino de la lista de alimentos saludables para que los jóvenes lo consuman en menor medida (desde luego todo joven bebe vino por estar incluido dentro de esta lista), al igual que el tabaco y otras drogas que desde que sabemos que no son “saludables” prácticamente han desaparecido del mapa… En fin “más circo y más pan” y nosotros a dormir tranquilos, que la felicidad es lo más importante y no merece la pena criar ojeras por asuntos que no tienen solución.