15 abril 2005

Agnosias: ver y no ver

..."Ésta es, pues, la historia de Virgil, la historia de una recuperación 'milagrosa' de la vista por parte de un ciego (...) Al principio hubo ciertamente asombro, admiración y a veces felicidad. Hubo también, naturalmente, un gran valor. Fue una aventura, una excursión a un nuevo mundo, algo que se concede a muy pocos. Pero entonces llegaron los problemas, los conflictos, de ver y no ver, de no ser capaz de elaborar un mundo visual y de hallarse al mismo tiempo obligado a renunciar al suyo propio. Se encontró entre dos mundos, y en ninguno a gusto: un tormento del que no parecía haber escape posible. Pero entonces, paradójicamente, se le otorgó una liberación, en la forma de una segunda y ahora definitiva ceguera: una ceguera que recibió como un don. Ahora por fin, a Virgil se le permitía no ver, se le permitía huir de la luz deslumbrante, del confuso mundo de la vista y del espacio, y regresar a su verdadero ser: el íntimo y concentrado mundo de los demás sentidos donde tan a gusto se había sentido durante casi cincuenta años."


No es la primera vez que menciono a este autor, algunos post previos se han inspirado también en él, pero creo que sus escritos son dignos de difusión y reflexión. Este final pertenece a un cápitulo de la obra "Un antropólogo en Marte", efectivamente Oliver Sacks es su autor. En esta ocasión nos habla de la agnosia, un problema cada día más común entre los supervivientes de accidentes de tráficos (por mencionar sólo algún caso). Virgil, es un adulto de cuarenta y tantos años que ha permanecido prácticamente ciego desde antes de cumplir los tres. Su experiencia con un mundo visual es inexistente, durante todos esos años ha aprendido a manejarse en un mundo táctil y se ha sentido plenamente capaz en él. Sin embargo a alguien se le ocurrió que sus ojos podían ser operados y de esta forma "recuperaría" la vista. Efectivamente la operación era simple (cataratas) y una vez realizada no se encontraron daños mayores en sus ojos, todo parecía estar en regla, pero a pesar de eso Virgil no podía "ver". Como explica magistralmente Sacks, no podía "ver" tal y como lo hacemos nosotros, pero desde su recién estrenada videncia él veía la luz, veía formas, líneas, colores, movimientos..., todo esto formaba parte de su nueva experiencia visual, y sin embargo no sabía describirte a un animal que tuviera delante a no ser que lo hubiese tocado antes. Es curioso como relata que no distingue a su perro de su gato, es mas, su propio perro le hace dudar cuando cambia de posición, Virgil se pregunta "¿ este sigue siendo mi perro?".

En una anotación a pie de página, el autor comenta: "En su irónicamente titulada Carta sobre los ciegos: para uso de los que pueden ver (1749), el joven Diderot (...) afirma que los ciegos, a su manera, pueden construir un mundo completo y suficiente, poseen una completa identidad de ciego y ninguna sensación de discapacidad o insuficiencia, y que el problema de su ceguera y el deseo de curarla es, por tanto, nuestro, no suyo."

Me gusta este fragmento porque en él como en el resto del cápitulo se subraya la importancia del aprendizaje, incluso en algo que creemos tan automático como el sentido de la vista. Así fue la historia de Virgil, y su salvación llegó de la mano de una tremenda enfermedad que le devolvió su "ceguera" o, en su caso, que le hizo recuperar la claridad del mundo en el se había desenvuelto sin problemas hasta el día que la luz atravesó sus retinas.


01 abril 2005

¿Quien está enajenado?


Pensando en escribir acerca de la Enajenación Mental Transitoria (EMT), empezé a dar vueltas al asunto de la cantidad de personas que se intentan acoger a este "diagnóstico" para que se les exima de sus responsabilidades civiles y, sobre todo, penales. Quería plantearos si estais de acuerdo en que matar por un "arranque de celos" se saldara sin pena judicial porque el acusado perpetuó el hecho bajo un estado de "ceguera pasional" (en otras palabras porque sufrió EMT). Es cierto que a estas personas se les exime de responsabilidad y por tanto de culpabilidad, son considerados por la justicia como inimputables, por lo que no deben somertese al castigo de cárcel (única medida "restitutiva" que conoce nuestro sistema penal). Pero si bien no es responsable de cara a la justicia, ésta sí le considera potencialmente peligroso. La EMT se define, como su propio nombre indca, como un estado pasajero durante el cual quedan abolidas las capacidades intelectivas y volitivas del sujeto. Según diversos autores (Rodríguez y Ávila, entre ellos), la enajenación debe curar sin dejar secuelas. Entonces me pregunto: ¿No se está contradiciendo el sistema judicial cuando dictamina EMT y luego pide tratamiento para este sujeto?

Todos sabemos que existe más de una contradicción en nuestro sistema de justicia, por ejemplo, el otro día intentábamos dar en clase una definición de delito (al final creo que nos quedamos con algo así: "un delito es una acción u omisión que se considera perjudicial para el bienestar público, la moral pública o para los intereses del estado y que, por tanto, está legalmente prohibida"). Ahora bien, ¿realmente juzgamos las acciones de las personas?, es decir, ¿lo importante son las conductas?. Pensad en lo siguiente: haber estado tomando alcohol se considera un atenuante cuando se juzga un delito de asesinato, pero es un agravante si la víctima fue el resultado de un accidente de circulación.

¿Qué es lo que interesa controlar al estado?

Estoy realizando un trabajo para clase en el que tengo que abordar el tema de la delincuencia desde el punto de vista de la víctima. Leí un artículo que, defendiendo esta postura, mencionaba algunas importantes carencias del sistema judicial de cara al trato con las víctimas. Ellas son fundamentales para iniciar el proceso judicial: si no hay denuncia no se puede poner en marcha el proceso (a veces tampoco lo hace aunque tal denuncia exista), sin embargo, a partir de ahí la víctima sólo volverá a ser requerida si el fiscal necesita un testigo.

Ya que aparece la figura del fiscal podemos también preguntarnos a quién representa éste, ¿a la víctima? no, el fiscal representa al estado y ¿vela por el interés de la víctima? personalmente no lo creo, de hecho ya habéis visto lo que el Artículo 10 del Código Penal contempla como delito.

Sobre el tema de la justicia se abre un gran debate, ¿por qué un gran porcentaje de víctimas que denuncian un delito terminan sintiéndose defraudadas con el sistema judicial? Este sentimiento de insatisfacción sería extrapolable al resto de la población, como se muestra en el hecho de que sólo un tercio de los delitos acontecidos sean denunciados, nuestras expectativas acerca de la eficacia de este sistema judicial son bastante bajas, y mejor que no nos hagamos ilusiones porque después nos hacen responsables de nuestra insatisfacción por haber esperado demasiado de ellos...